viernes, 28 de diciembre de 2007

Sabaseba vino de donde sale el sol

En el principio todo estaba muy oscuro. No había agua ni sol en el mundo. Todo estaba lleno de cerros y piedras. La tierra estaba en completo desorden . A pesar de la aridez de la tierra, brillaba y olía intensamente la piña amarilla.

En ese tiempo vino Sabaseba, era grande y fuerte y poseía conocimientos de la naturaleza y los astros. El siempre venía de donde sale el sol y dejaba un olor agradable por donde pasaba. Sabaseba al ver aquel desorden en la tierra, comenzó a alisar la tierra y dijo:

-Arreglaré este mundo, alisaré los cerros con mis manos.

Así lo hizo y trabajó todo el tiempo en la oscuridad. Tanto trabajó Sabaseba que se cansó y sintió hambre, vio las piñas olorosas y amarillas y tomando una entre sus manos la partió en dos.

-Esta fruta extraña me la como ya. ¡Que olor tan agradable!- dijo Sabaseba.

Al partir la piña amarilla en dos, Sabaseba vio con asombro como dentro estaban una mujer, un hombre y un niño, todos estaban sonriendo y Sabaseba les dijo:

-Ustedes que estaban dentro de la piña a partir de ahora se llamarán barí. –Y así fue.

Sabaseba continuó arreglando el mundo y alisando la tierra. Vivía con los barí y ellos lo querían mucho. Un día, todos los barí se reunieron y dijeron:

-Sabaseba será nuestro Ñaubay, nuestro jefe.

Desde ese día los barí acordaron hacer siempre las cosas juntos, en comunidad. Si iban a pescar o a cazar iban todos.

Así pasó el tiempo y el pueblo barí crecía y se multiplicaba. Sabaseba era su maestro y el les enseñaba como cultivar el conuco, como pescar y como construir sus casas, soai kai.

Sabaseba hizo buenos amigos entre ellos, Ñandou, Kokebadou, Karikadou, Dababosadou, Kassosodou y Ourundou. Un buen día los reunió a todos y les dijo que fueran al monte y recogieran las plumas de los tucanes y se tejieran una corona. El les dijo que cuando tejieran la corona se la pusieran en la cabeza.

Todos corrieron al monte y recogieron plumas y se tejieron la corona, se la pusieron en la cabeza, pero nada pasó.

Ñandou también había corrido al monte y había escogido las plumas más hermosas y la de colores más intensos, él se tejió una corona y al ponérsela en la cabeza, alumbró. Cuentan los ancianos que cuando Ñandou sosprendido por la luz se quitó la corona y volvió la oscuridad. Mientras tanto Sabaseba miraba desde lejos a su amigo, se le acercó y le dijo:

-A partir de ahora Ñandou. tú serás el sol,

Desde entonces los barí dejaron la eterna oscuridad y la alternaron con el día, gracias a la presencia de Ñandou, que cada mañana sale a caminar por encima del mundo para alumbrarnos a todos.


Los Barí, son los actuales habitantes de la Sierra de Perijá, entre Venezuela y Colombia. El Sag dou, el anciano, es el encargado de transmitir a través de la palabra la sabiduría que ha ido acumulando a lo largo de los años y de la experiencia de andar y desandar los caminos. En la mitología Barí. Sabaseba es el ordenador del mundo y primer maestro que transmitió sus enseñanzas a los Saymadoyi, los primeros hombres.
El cuento presentado es una recopilación realizada por Alexander Hernández en diferentes comunidades indígenas Barí en la Sierra de Perijá al Occidente de Venezuela. Los cuentos aquí narrados fueron recogidos de boca de los sag dou, la autoría de estos relatos pertenece al pueblo Barí.

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